Todo relato se estructura en base a una dicotomía cuya distinción puede dar lugar a confusiones y que, además, ha recibido diversas denominaciones por los distintos especialistas en narratología y creación literaria. Esta dicotomía se basa en tres elementos:
Fábula/historia/argumento
La fábula (Aristóteles), historia (Todorov, Genette) o argumento (Forster) es la sucesión cronológica y causal de los incidentes de la acción; el contenido; de qué va la historia.
La fábula es la base de la trama y se compone por el tema y la acción. El tema es la premisa general del argumento. La acción es el desarrollo del conflicto mediante el acontecimiento de incidentes. Estos incidentes son necesariamente cronológicos (ocurren uno después de otro) y establecen una relación causal entre sí (un incidente es consecuencia de uno anterior y causa otro posterior).
Por ejemplo, en una novela de misterio (tema) no se puede pillar al asesino si previamente no ha cometido el asesinato: la cronología entre crimen y detención es necesaria, pero también lo es la causalidad. Los incidentes que llevan a esa detención siguen también un orden cronológico y causal: no se puede detener al asesino si previamente no ha sido identificado. La sucesión consecuente de los incidentes entre el asesinato y la detención puede dar lugar a multitud de argumentos diferentes, aunque todos tendrían el mismo tema.
Trama/intriga/relato
La trama (Aristóteles), intriga (Segre) o relato (Genette) es la manera en la que los incidentes de la acción son expuestos; la forma; cómo se cuenta la historia.
La trama es la construcción artística de la fábula, el resultado de la aplicación de las técnicas narrativas al argumento. Frente a éste, la trama no siempre expone todos los incidentes que conforman la acción ni sigue una linealidad cronológica y causal de su acontecimiento, sino que presenta los incidentes según los objetivos estéticos o el efecto emocional que el escritor quiera crear en el lector.
La construcción de la trama es lo que crea la tensión narrativa, lo que hace que el lector se “enganche” a un relato. Una historia puede ser buena, pero si la intriga no está bien construida, el lector puede desinteresarse o aburrirse. Sin embargo, cuando una historia es mala pero la trama está bien construida, es más difícil que el lector pierda interés, porque el placer estético se apoya más en la trama que en la fábula.
Narración/discurso
La narración (Genette) o discurso (Segre) es el uso del lenguaje y las técnicas narrativas para la construcción de la trama; cómo se crea el relato; cómo se escribe.
La narración consiste en el cuidado de los detalles del texto literario. Estos detalles parten de las técnicas narrativas utilizadas por el escritor para la construcción de la trama, pero se basan fundamentalmente en el uso expresivo de la lengua, en la elección léxica o gramatical realizada por el escritor para aplicar esas técnicas a un relato concreto y conseguir así el objetivo estético que busca.
La narración es lo que diferencia al buen escritor de escritor mediocre, porque el uso adecuado del material lingüístico es lo que permite al escritor escribir verdaderamente lo que quiere escribir y llevar al lector a donde quiere llevarle. Sin embargo, un uso inadecuado de las palabras hace que el escritor pierda el control de su texto y que muchas veces no consiga el objetivo estético o el efecto que pretendía.
Cómo citar este artículo: Aranda, M.P. (2022). Historia/argumento vs. trama/intriga vs. narración/discurso. Trucos de Pluma. Recuperado el dd/mm/aaaa de https://trucosdepluma.com/teoria-para-escritores/diccionario-del-escritor/argumento-narracion/
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