Relato de Difuntos
El próximo lunes es el Día de Difuntos.
Cada cultura la celebra de forma diferente, pero todas tienen un elemento común: es la noche en la que los espíritus de los difuntos pueden venir desde el Otro Mundo al de los vivos.
¿Os apetece un relato de 450 palabras sobre este día?
Aquí os dejo una imagen para que os inspire:
Ésta es la protagonista de vuestro relato. No olvidéis reflejar la carta como uno de los momentos de la historia y, sobre todo, ¡describir a vuestro personaje principal!
Ya sabéis que podéis subir vuestros relatos como comentarios de la entrada. ¡Estamos deseando leerlos!
Little Boy
A mis 76 años, encorvado y barrigón por la inactividad mantengo mi vitalidad intacta. Quiero pensar que mi legado será inmortal sin importar lo malo o lo bueno que fui para algunos. Mis alas son un recordatorio de que puede elevarme como un rayo. Mi vela encendida y las calaveras fantasmas a mi alrededor, las llevo como insignias. La vela me recuerda que soy la luz antes de la oscuridad y lo segundo, que soy el destructor de almas.
Mi madre Enola Gay siempre habló de mi como su “Little Boy”, nací un 16 de Agosto a las 8:15 Am. Ella me contó que mi propósito de vida, fué traer la paz y trasmutar la continuidad de las muertes en vida, para nuestro pueblo.
A seiscientos metros del suelo; nací de una explosión de luz blanca y refulgente traspasandolo todo a mi alrededor, fui el Alfa y el Omega, el cosmos y las estrellas; Mi padre Oppenheimer la primera vez que me vió, citó el texto Bhagavad Gita: “Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”.
Para todos mi llegada fue una experiencia nueva. La incertidumbre de mi existencia estuvo y siempre estará enmarcada, por las más contradictorias y extremas emociones, opiniones y realidades.
Los que me acogieron dijeron que mi misión, era traer la anhelada Paz por esos tiempos y finalizar la Guerra. Para ellos significaba el retorno de sus seres queridos a sus hogares, el sostenimiento de la democracia, la esperanza de un futuro y el sosiego para muchas familias que sufrieron la pérdida de uno o varios seres querido en ese conflicto.
Para otros ese día acabé con su mundo, mi destello de luz choco contra la tierra, como blanca bola de fuego, hirviente y arrasador dentro de la ciudad, desapareciendo y calcinando cuerpos, derritiendo el granito, el acero y el hierro como lava, en el primer kilómetro de vida alrededor; Terminé con 70.000 almas en cinco segundos y con 70.000 mil más en las siguientes semanas. Desmembré el sol a pedazos y luego hice la oscuridad y el dolor. Fui el final de la guerra, el comienzo de la paz, la felicidad del retorno a casa y la tristeza y la oscuridad de la muerte.
A pesar de todo, todavía existo y mi descendencia ha crecido. Sobrevivo gracias al miedo humano a ser exterminado. El tiempo dirá si el miedo es más fuerte que la paz.
Un relato soberbio, Analiz. Me encanta 🙂
Un relato estupendo. El horror provocado por el hombre supera toda ficción. Enhorabuena Analiz.
¡Bravo! ¡Buenísimo! Me encanta el relato.
Sublime
Genial Analiz, Enhorabuena
Hoy es el día de los difuntos, cómo cada año a las doce, a los muertos nos dejan salir de nuestras tumbas y aprovechamos para hacer fiestas en las criptas. La mía, una obra de arquitectura es una de las más grandes, por eso siempre terminan todos los fantasmas de otras tumbas en ella. Yo todavía no tengo la categoría de fantasma, hace pocos años que fallecí y tengo muchos por delante antes de convertirme en uno. Me están creciendo las alas de murciélago un paso más hacia mi transformación, todavía tengo en el cuello las marcas del cuchillo que me quitó la vida y las ropas de negro riguroso con las que mi familia me amortajó. Ahora toca jugar al escondite.
Los fantasmas se ocultan detrás de cualquier resquicio y yo, vela en mano, intento adivinar donde se ocultan. Estábamos en pleno juego, entre risas y algarabía cuándo, de repente se oyó un chirrido en la puerta del mausoleo, alguien intentaba abrirla y entrar.
Salieron inmediatamente todos los fantasmas con cara de susto, se reunieron en torno a mí y se me pusieron los pelos de punta, no era la hora de las visitas.
—¿Qué hacemos? —pregunté.
—Escondámonos y esperemos a ver que pasa —contestó un fantasma.
Dicho y hecho, apagué la vela y nos escondimos.
Un grupo de muchachos vestidos de fiesta de Halloween, se habían atrevido a pasar una noche en una tumba y habían escogido la mía. Iban medio borrachos y la imprudencia de la edad y la bebida, hicieron que se envalentonaran y entraran en el mausoleo de mí familia.
—¿Qué frío hace aquí? —dijo una chica vestida de payasa tenebrosa.
—¡Tómate un trago y ya verás cómo se te pasa —replicó un zombi.
Por las escaleras una gran luz empezó a iluminar toda la cripta y nos vimos todos las caras.
—¡Madre mía, se nos ha adelantado otro grupo, mira que bien disfrazados están! —comentaba un esqueleto —¿De qué fiesta habéis venido? —preguntó.
Yo intenté articular palabra, pero como muerta que estoy solo me salían sonidos guturales, los chicos en lugar de asustarse, se lo tomaron como parte de un disfraz y de una actuación acorde a él y me aplaudieron con ganas.
—Ja,ja,ja, Venir a tomar un copazo con nosotros, os lo habéis ganado —gritó Drácula.
Empezaron a llenar de nuevo los vasos y beber y beber hasta que perdieron el conocimiento. Llegó el amanecer y con los primeros rayos de sol, todos nosotros fuimos desapareciendo cada uno a su sepultura. Yo como estaba allí, comprobé como se despertaron y maldiciendo porque nosotros no les hubiéramos avisado, se fueron por donde habían venido y la paz y el silencio volvió a la cripta.
¡Jajaja! Muy divertido, Mª José. Un punto de vista muy interesante.
Muy bueno María José, me gusta mucho como has jugado con el punto de vista. Me ha encantado.
¡Botellón en la cripta! Una idea genial para desdramatizar la noche de difuntos.
Graciassssss compissssss
Me ha encantado M. José, muy bueno