El reto de… septiembre
Sólo queda una semana para comenzar el curso, pero como en Trucos de Pluma sabemos que tenéis ganas de escribir, aquí os dejamos nuestra primera edición de El reto del mes.
Como aún tenemos que calentar esa inspiración, adormilada tras todo el verano, este reto va a ser fácil: un microrrelato de 150 palabras.
Eso sí, que no se os olvide lo más básico de una historia: tienen que pasar cosas y debe tener principio y final.
Hoy los dados nos han deparado estos tres objetos para el relato:
¿Os atrevéis?
Podéis subir vuestros relatos como comentarios de la entrada. ¡Estamos deseando leerlos!
El inspector Nikolai Petrov llegó al recinto donde se erigían las torres de la catedral ortodoxa de Moscú, San Basilio. Habían robado un cáliz de oro con incrustaciones de piedras preciosas, zafiros, rubíes, esmeraldas y diamantes. Una joya valorada en más de mil millones de rublos.
Extendidas, sobre una mesa auxiliar en el Santuario, varias pruebas señalaban a una persona en concreto, pero faltaba la pieza del puzzle que encajara y mostrara las evidencias.
Después de poner patas arribas toda la catedral, dio con ella. A los pies del altar y tapado por la Strachítsa, se encontraba, seguramente por un descuido, el equipo de auriculares y micrófono del único guía que explicaba las maravillas de dicha catedral.
Después de ser detenido e interrogado, confesó que tenía un comprador inmensamente rico que le pagaría una fortuna y le solucionaría la vida. Con esta confesión, cayó una mafia de trafico de antigüedades.
¡Muy bueno, Mª José!
Has metido de todo y el punto de giro final es estupendo. ¡Bravo!
¡Gracias, Marina,
Ma. José, muy bueno. De todo en 150 palabras.
Me encanta Mª José. Muy bueno el detalle de la Strachítsa sumado a que la historia sucede en la catedral de San Basilio en Moscú.
María José, ¡muy buen micro! Gracias.
¡Venga, animaros algun@ más a escribir!
Voy a contaros una historia verídica al ciento por ciento, que me sucedió de verdad, hace muchos años, cuando mis hijos eran pequeños. Podría ser más larga, pero como tengo que ajustarme a 150 palabras, aproximadamente, la resumo así:
“Eran las ocho y media de una luminosa mañana de abril. Me disponía, como todos los días, a llevar a los niños al colegio.
– ¡Venga chicos! ¡Que llegamos todos tarde!
El día anterior, los niños habían recogido un gatito en la calle, y después de mucho discutir con ellos, consentí en que lo dejaran en el garaje, pero sólo hasta el fin de semana, que lo llevaríamos a la Sociedad Protectora de animales.
Subieron los niños al coche, despidiéndose del gatito, al que ya le habían puesto nombre:
– Adiós Patches, pórtate bien. Te queremos. – le dijeron.
Cuando abrí el portón, el gato salió disparado al medio de la calle. El “82” que pasaba en ese momento a toda velocidad aplastó al animalito. Instantes después, pasaba la máquina limpiadora del ayuntamiento. No quedó de él ni una mancha en la calzada.
Los niños quedaron tan impactados por el suceso, que no pudieron derramar ni una lágrima.”
Nada mal, pero… ¡¿dónde están las palabras de los dados?!
No está mal. Un microrrelato libre.
Una experiencia muy triste para los niños. Gracias Raimundo por tu relato.
En un castillo encantado del país de Nunca Volverás, vivían dos brujas buenas. Sus caras redondas y blanquecinas, con pómulos marcados en un tono rosado, hacía difícil distinguirlas. Se reunían en la hoguera de los deseos. Allí quemaban piezas de puzles usados y concentradas en la llama, cada día salvaban a un mortal. Esta vez sería Tintín. Un hombre rechoncho que necesitaba tres movimientos para levantarse de la cama. Su oronda tripa sólo se calmaba con copas de vino. Y eso entristecía a las brujas.
“Tintín, Tintín conseguiremos que tengas tipín”. Decían, agarradas de sus rechonchas manos, frente a la hoguera. Sonreían recordando a Clara, la última benefactora, esperando a que el fuego hiciera visible el deseado resultado en Tintín. Una, le decía a otra algo así como que la impaciencia lentificaría el proceso. En unos minutos vieron borrosamente un cuerpo delgado con buen aliento. Seguiremos mañana con la lista de deseos.
Cuento de brujas. Muy bueno Natalia.
¡Jajaja! Me ha encantado el hechizo.
Muy tierno, pero cuidado con el diccionario: lentificaría no existe :S
Buenos días Marina, la palabra lentificar según la R.A.E. significa imprimir lentitud a alguna operación o proceso, disminuir la velocidad.
Un abrazo, Natalia.
Hola, Natalia.
En ese caso, mil perdones.
La RAE cada vez pone el listón más bajo. Qué penita…
De todas formas, procura escoger palabras con mejor resonancia. Lentificar suena frío y técnico, en comparación a otros sinónimos como ralentizar o enlentecer.
Recuerda: la palabra no es sólo significado; también su sonido, sus connotaciones y su lugar en la frase son importantes. Escoger bien entre un grupo de sinónimos es importante para crear mayor reverberanción sonora y conceptual en la mente del lector 😉
Muy bueno. Me encanta la idea.
Un fuerte ronquido me sacó del sueño como si hubiera recibido un puñetazo. Fue en el momento en que Indiana Jones elegía el cáliz que Cristo utilizó en la Última Cena y todo empezaba a derrumbarse.
Perdí el sueño. Comencé mi lectura en el momento en que Rodia deambulaba por San Petersburgo devorado por el remordimiento y la culpa, sus delirios no le permitían apreciar la belleza de las hermosas cúpulas en forma de coloridos turbantes orientales.
Mis párpados empezaron a cerrarse. Entre en el sueño como si hubiera bajado por un largo tobogán. Indiana Jones era ahora Han Solo pilotando el Halcón Milenario, sorteando con pericia las naves enemigas. De pronto vi a su lado al fiel Chewwbacca, su rostro era el del joven Raskólnikov y de su boca salía un grito “munchiano” recibiendo el castigo en una Siberia galáctica.
Las piezas del puzle onírico nunca encajan.
Y en la última baza, sacó el naipe clave para ganar una partida que parecía perdida.
¡Muy bien jugado ese final!
¡Bravo Pilar!
Buenísimo. El final me encanta. Otra vez: buenísimo.