El reto de… septiembre
En dos semanas iniciamos el curso 2021/2022. ¿Quién tiene ganas de empezar?
Pero si estáis impacientes, no os preocupéis, que de momento podéis empezar con nuestro reto del mes.
Pero como este reto es un pequeño anticipo del curso, ¿qué os parece si esta vez nuestro narrador sólo puede ver el mundo a través del ojo de una cerradura?
¿Qué verá este cotilla? ¿Qué pasará en ese mundo al que no puede llegar? ¿Podréis contarlo en un relato de 300 palabras?
Podéis subir vuestros relatos como comentarios de la entrada. ¡Estamos deseando leerlos!
«Siempre aquí metido, solo, sin nadie que me admire, sin poder ver las caras de los visitantes, sin notar la presencia humana, sin oír sus comentarios, solo, siempre solo»
«Menos mal que me han dejado apoyado en la puerta y puedo ver por la cerradura la sala contigua »
«¡Qué envidia! Todos los demás, están colgados en las paredes, la gente se para delante, los miran con atención, comentan quien los ha pintado, que técnica han utilizado, que colores han mezclado y yo solo, siempre solo»
«¡Qué griterío! Ha llegado un grupo de turistas, hablan otro idioma, cómo vocifera el guía su explicación. Me gusta más cuando el grupo es español y así me entero de la historia de cada cuadro, aunque casi me las sé de memoria, no me importa, mejor que estar solo, siempre solo»
«Ha entrado una familia, me gustan los niños, son alegres, saltan, ríen y corretean por la sala. La niña mayor se ha puesto a cantar y dar vueltas como una peonza ¡Vaya! Otra vez el vigilante echándole la bronca a la pobre niña. ¡Déjala en paz! No ves que es una criatura pequeña y solo quiere divertirse»
«La niña curiosa se está acercando a mi cerradura, pone su pequeño ojo azul en ella ¿me verá? ¡Ojalá! Me gustaría ver su carita mientras me observa. ¿Le gustaría o pasaría de mí?»
«No hago nada más que preguntarme, ¿Por qué yo, por qué no he sido seleccionado para estar expuesto en una pared? ¿Tan poco valor tengo? ¿No es reconocido mi pintor? ¿Me sacaran alguna vez de esta oscura habitación? ¡Qué triste estoy!
«Está llegando la hora de cerrar, no queda gente en la sala, ya están apagando las luces, no me gusta la oscuridad, y yo aquí solo, siempre solo»
Muy bueno, Mª José. Me encanta cómo has jugado el punto de vista.
Me encanta Mª José. Muy bueno.
Me ha gustado mucho Ma. José. Me ha recordado a todas esas pinturas que están en los depósitos de los Museos y que raramente se exponen.
En la torre, desde el pequeño ventanuco enrejado veo la pica en la que está ensartada la cabeza del que osó mirarme. Es el paje de la reina ¡Nunca vi sonrisa más bella! Ahora desencajada por el martirio, desdentada y marchita por la putrefacción ¿Dónde han ido sus dulces canciones? ¿Sus romances de enamorados? Los tiempos felices han desaparecido, ya no tengo sueños ni futuro.
El dueño de la vida y la muerte lo mando llevar donde está ahora para que yo contemple en él mi propio destino de calavera desnuda y sin sonrisa. Pero mi muerte será más lenta y dolorosa. He dejado de gritar pidiendo clemencia y ya no me quedan lágrimas. El hambre y la sed me atormentan. Siento que todos los órganos de mi cuerpo se van encogiendo como si fuera una crisálida envuelta en mis propios harapos y miserias. El frío es tan intenso en esta torre que pido a Dios que se apiade de mí llevándome en el inquieto sueño.
Hago un penoso esfuerzo cada día, me arrastro por la escalera de caracol angosta y oscura de saeteras tapiadas, palpando las paredes y resbalando por los escalones hasta llegar a la puerta que representa mi encierro y el final de mi mundo. En el rellano la abertura que forma el hueco de la cerradura deja pasar un hilo de luz de motas amarillas que golpea el suelo en una diagonal temblorosa. Esa es mi meta, poner el ojo sobre esa abertura insignificante. La buena nodriza lleva todas las tardes a mi hijo, heredero del trono, a jugar a este patio. No sabe de mi presencia y al verlo no siento frio, ni hambre, ni sed. Noto en la distancia el calor de sus pequeñas manos, me alimenta su risa y bebo de sus palabras de trapo que silabean mi nombre.
¡No lo sabe mi señor! No sabe que aún tengo una alegría, aún no me lo ha quitado todo. Veo a mi niño desde ese hueco de la cerradura.
Me has dejado sin palabras, Pilar. ¡Bravíssima!
Muchas gracias Marina, me encanta el adjetivo operístico.
¡¡¡Bravo!!! ¡Qué pasada! Gracias por este relato Pilar, he disfrutado muchísimo.
Impresionante. No hay más que decir.
Muchas gracias chicas, me alegro de que os haya gustado.
¡ue bello Pilar!
La ternura materzalizada en un relato